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LA PRECARIEDAD LABORAL Y SUS CONSECUENCIAS


LA PRECARIEDAD LABORAL Y SUS CONSECUENCIAS


La desigual situación de poder entre los participantes del mercado de trabajo se pone de manifiesto en los periodos de recesión económica: los trabajadores se sitúan en una posición de inferioridad respecto a las empresas, al verse obligados a aceptar, debido a la escasez de empleo, peores condiciones de trabajo, con el consiguiente retroceso en los derechos sociales y laborales adquiridos. Los trabajadores se encuentran en desventaja a la hora de luchar por sus derechos y las empresas se aprovechan, imponiendo prácticas abusivas que dinamitan, poco a poco, todos los avances conseguidos en materia laboral, resultando afectados elementos esenciales de la relación de trabajo como son los contratos, las remuneraciones, el despido, las jornadas y horarios laborales, la negociación colectiva, etc. Por lo tanto, la precariedad laboral es la situación que se genera cuando hay inseguridad, incertidumbre y falta de garantías en las condiciones de trabajo y, especialmente, remuneraciones que no alcanzan a cubrir las necesidades básicas del trabajador.


Relaciones laborales precarias:


  • Temporalidad excesiva de los contratos de trabajo. La inestabilidad laboral es uno de los factores que más contribuye a la precariedad laboral al generar continuas situaciones de desempleo e inseguridad en los ingresos económicos.


  • Salarios reducidos y bajas remuneraciones: la desproporción entre la poca oferta y el exceso de la demanda de empleo permite a las empresas poder conseguir trabajadores (incluso en empleos que requieren trabajadores cualificados) a cambio de salarios tan bajos que llegan a resultar insuficientes para poder cubrir las necesidades mínimas vitales, generando situaciones de pobreza a los trabajadores, pese a disponer de un empleo, e impidiendo poder emanciparse del hogar paterno a muchos jóvenes.


  • La reducción de las jornadas de trabajo o el exceso de contratación a jornada parcial: estas situaciones conllevan precariedad salarial, menos tiempo de trabajo supone, obviamente, una menor remuneración, lo que le impide al trabajador poder alcanzar unos ingresos suficientes que le permitan vivir dignamente, viéndose obligado a tener que buscar otros trabajos o a sufrir abusos por parte de las empresas, que ofrecen “ampliar esa jornada” de manera ilegal, imponiéndoles trabajar más horas de las contempladas en el contrato, sin cotizarlas ni declararlas.


  • La subcontratación en cadena y el exceso de subcontratación: es la práctica empresarial que consiste en adjudicarse, por un precio, la ejecución de un trabajo u obra, pública o privada, subcontratando la totalidad o partes de esa obra con otras empresas, de menor tamaño y plantilla, por un precio inferior. Las subcontratistas, a su vez, pueden repetir la jugada y sub-subcontratar, por un precio inferior, la totalidad o parte de la obra que se les adjudicó. Y así sucesivamente, hasta las microempresas, con micro plantillas, de nula solvencia, que acaban ejecutando materialmente el trabajo por una cantidad muy inferior a la que el promotor pagó por él.


  • La economía sumergida o el denominado “trabajo en negro”: Es probablemente el caso de mayor precariedad, ya que sitúa al trabajador en una situación de absoluta desprotección jurídica, al no estar las condiciones de trabajo sometidas a ningún control, ni el salario, ni la jornada, ni las condiciones de exposición al riesgo laboral, ni los ritmos, ni la duración de la «relación», tienen más reglas que las que la ley de la oferta y la demanda fijen. Es de todas la situación más intolerable y la que requiere mayor control y persecución por parte de la Autoridad Laboral.


Repercusiones de la precariedad laboral:


- Trastornos en la salud generados por la precariedad en el trabajo y mayor accidentabilidad laboral: la precariedad laboral puede producir un aumento del sufrimiento psicológico y un empeoramiento de la salud y calidad de vida de las personas que dependen del trabajo o de la carencia del mismo y agrava, objetivamente, la exposición al riesgo laboral (se ha demostrado que los trabajadores temporales tienen al menos el doble de riesgo de sufrir un accidente que los trabajadores fijos). En situaciones de paro y de incertidumbre laboral aumenta la frecuencia de enfermedades y se genera una mayor mortalidad, al constatarse que la contratación temporal va asociada a peores condiciones de trabajo y a un mayor descuido en la gestión de la prevención de los riesgos laborales en la empresa.

-Empeoramiento de las situaciones de discriminación por razón social, racial y de género características del mercado laboral: el contexto de recesión económica, aboca a las personas más desprotegidas por la sociedad a las formas de trabajo más precarias. En una sociedad tan patriarcal como la nuestra, ante el paro de los hombres de la familia, las mujeres se ven más obligadas a aceptar cualquier tipo de tareas, siendo las trabajadoras las que tienen mayor proporción de contratos a tiempo parcial y temporal y una mayor participación en el trabajo “en negro”. Por otra parte, los inmigrantes, cuya llegada y estancia en España se rige por la Ley de Extranjería, sufren elementos de precariedad añadidos a los que afectan a los ciudadanos españoles. Las restricciones a su libre circulación, su falta de arraigo cultural y social, el desconocimiento del idioma, el racismo y la xenofobia hacen de los inmigrantes, en muchas ocasiones, no sólo trabajadores en precario, sino incluso ciudadanos en precario. Precariedad que se refleja en las dificultades para acceder a una vivienda digna y a los servicios socio sanitarios esenciales.


- El desmantelamiento de la negociación colectiva y la ampliación del margen de poder de los empresarios para la determinación de las condiciones laborales: en aras de posibilitar una reforma del mercado laboral, tanto la patronal como algunas fuerzas políticas, están propugnando reducir el protagonismo de los sindicatos en la negociación de las condiciones laborales de los trabajadores, favoreciendo los convenios de empresa frente a los sectoriales o, incluso, la libertad de negociación de la contratación laboral a nivel individual entre empresario y trabajador. En el diálogo social, el desmantelamiento de la negociación colectiva es el mecanismo para desmantelar también los derechos laborales y para fomentar la flexibilidad interna de las empresas.


En conclusión: la coyuntura actual está provocando situaciones abusivas por parte de las empresas que son toleradas a menudo, lamentablemente, por el miedo de los trabajadores a perder su empleo. No obstante, la única manera que tenemos de detener esta pérdida progresiva de nuestros derechos laborales es enfrentarnos a estas situaciones que violan la legalidad laboral, ya sea denunciando estas malas prácticas ante la Inspección Laboral o demandando ante los tribunales a la empresa. Sólo concienciándonos ante esta situación y luchando por nuestros derechos, conseguiremos devolver la dignidad al mercado laboral.

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